domingo, 31 de enero de 2010

"La vida es una cárcel con las puertas abiertas"

Que razón tenía esa média Verónica! Y como a ella, se me revuelve el estómago al pensarlo... Uno mismo comete el delito, se juzga, decide su condena y resta mirando a la puerta de la celda sin darse cuenta que: oh! sielos sielos!!! (como suele decir una amiga), la puerta está abierta.  
NO puedo hacer nada con lo que deciden los demás, ellos eligen, al igual que yo, el camino a seguir. Pero sí puedo decidir hasta donde se me puede acercar alguien, lo que quiero dar o hasta que punto estoy dispuesta a hipotecar mi propia realidad. Y sigo con el estómago revuelto... quizás por que sé que cada decisión que tomo, aunque abre algunas puertas, cierra otras para siempre. Y la celda sigue abierta.

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